Lecturas A1-A2

Martín Perís, Ernesto y Sans Baulenas, Neus: Gente 1/ Gente 2 Nueva edición, Ernst Klett Sprachen GmbH / Difusion, Barcelona, 2007

El mundo del español

Todos sabemos algo de los países en los que se habla español: de sus ciudades, de sus tradiciones, de sus paisajes, de sus monumentos, de su arte y de su cultura, de su gente.
Pero muchas veces nuestra información de un país no es completa; conocemos solo una parte del país: sus ciudades más famosas, sus paisajes más conocidos, sus tradiciones más folclóricas.
El mundo hispano tiene muchas caras y cada país tiene aspectos muy diferentes.

¿De dónde es usted?

Dos españoles se conocen en una fiesta, o en un tren, o en la playa, o en un bar… “¿De dónde es usted?” o “¿De dónde eres?” son, casi siempre, las primeras preguntas. Luego, lo explican con muchos detalles. Por ejemplo: “Yo soy aragonés, pero vivo en Cataluña desde el 76… Mis padres son de Teruel y bla, bla, bla.”

Y es que cada región española es muy diferente: la historia, las tradiciones, la lengua, la economía, el paisaje, las maneras de vivir, incluso el aspecto físico de las personas.

Salud, dinero y amor / Las vacaciones, en familia / Menos tele y más salir

“Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor…” dice una famosa canción española. ¿Es esta la fórmula de la felicidad para los españoles? Las encuestas y los estudios confirman que los españoles están en buena forma, tanto físicamente como moralmente: el 74% dice que es feliz o bastante feliz y el 82% dice que no siente nunca o casi nunca falta de libertad.

Las vacaciones, en familia

Las mayoría de los españoles (78 %) elige pasar las vacaciones con la familia, en verano, y en un lugar fijo en España (73 %). Todavía son pocos los españoles que viajan al extranjero.

Menos tele y más salir

La televisión, que ha sido durante años el entretenimiento preferido de los españoles, actualmente está en la cuarta posición. Concretamente, de media, los españoles consumen 209 minutos diaros de televisión, frente a los 274 de los alemanes, los 255 de los franceses e italianos y los 221 de los británicos.
Salir con amigos de tapas o a cenar en restaurantes es la diversión favorita de los españoles. Gastan poco en espectáculos (conciertos, teatro…) y mucho más en hoteles, cafés y restaurantes. Por ejemplo: el 92 % de los españoles jamás va a conciertos de música clásica y el 75,4 % nunca va al teatro.

Los españoles duermen poco / ¿Dieta mediterránea? / El deporte es sano

Los españoles duermen poco

Los españoles duermen 47 minutos diaros menos que sus vecinos europeos. El doctor Estivill, especialista en el tema, dice que es un problema cultural: “Cenamos entre las nueve y las diez de la noche y nos acostamos entre las doce y la una, pero no nos levantamos más tarde que nuestros vecinos. Entre el 80 % y el 90 % de los españoles se levanta cada día entre las seis y media y las siete y media de la mañana, exactamente igual que en el resto de Europa”.
La tradicional siesta ya no es frecuente en las grandes ciudades. Solo el 24 % de los españoles confiesa dormir la siesta todos los días. Pero los fines de semana muchos duermen un rato después de la comida; la mayoría, frente al televisor.

¿Dieta mediterránea?

Un estudio reciente indica que más del 90 % de los españoles de entre 13 y 29 años dice tener buena salud. Pero la dieta de la juventud española tiene algunos problemas: los jóvenes comen poca fruta y verdura, y no desayunan. La comida rápida gana terreno también en el Mediterráneo.

El deporte es sano

Todos o casi todos los españoles (96 %) afirman que el deporte es muy sano; sin embargo, el 61 % no practica ningún deporte.
La natación y el fútbol son los deportes más practicados por los españoles.

¿Solos? No gracias / El trabajo es interesante pero…

¿Solos? No gracias

La familia y los amigos son sin duda importantísimos para los españoles. El 61 % prefiere pasar el tiempo libre con la familia y muchos jóvenes viven con los padres hasta que se casan.
Por otra parte, la amistad es bastante importane o muy importante para el 97 %. Además, la mayoría de los españoles (el 72 %) piensa que tiene suficientes amigos.

El trabajo es interesante pero…

Muchos españoles piensan que su trabajo es interesante (70 %) y están muy orgullosos de trabajar para su empresa (69 %). Pero también opina que hay que trabajar sin descuidar otros aspectos de la vida (66 %).

¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?

¿VIVIR PARA TRABAJAR O TRABAJAR PARA VIVIR?

Ni una cosa ni la otra. Varios estudios recientes demuestran que los españoles no están obsesionados por el trabajo.
La mayoría opina que el trabajo es un aspecto muy importante de su vida, y no solo por razones económicas. Pero también declara que el trabajo no debe dominar los demás aspectos de su vida. Por otra parte, valoran con una nota alta su trabajo actual: le dan 6,8 puntos, en una escala de satisfacción del 0 al 10. Los entrevistados destacan como elementos especialmente positivos de su empleo: el interés del trabajo que realizan (24,5%), el ambiente en la empresa (11,8%), el salario (7,7%), el horario (7,5%) y el desarrollo personal (7,4%).
También opinan que sus condiciones laborales no son malas: les dan una puntuación de 6,1 sobre 10. Además, seis de cada diez personas consideran que las relaciones con su jefe son buenas.
El aspecto que los españoles valoran más cuando eligen un trabajo es la estabilidad del empleo y, en segundo lugar, si el trabajo les parece interesante. Parece que el sueldo no es el factor más importante. Otro dato interesante: la mayoría de los españoles (54%) prefiere trabajar por cuenta propia.

Hoy no ceno

HOY NO CENO

Son las nueve de la noche. Pepe y Elvira ya están en casa.
–Nada, hoy no ceno –dice Pepe a Elvira, su mujer–. Me ha sentado mal algo, me parece. No estoy nada bien…
Pepe come casi todos los días en Casa Juana, al lado de la oficina, con algunos compañeros de trabajo. En Casa Juana tienen un menú baratito, que está bastante bien.
–Seguramente ha sido el bacalao. Bueno, no sé… Estaba rico, con unos pimientos y unas patatitas…
–¿Y de primero, qué has tomado? –pregunta Elvira.
–Una ensalada…
–¿Y por la mañana?
–Lo normal, el café con leche en casa y… A media mañana, a las once, hemos ido a desayunar al Bar Rosendo con Pilar y Gonzalo, y me he tomado un bocadillo de atún y otro café.
–¿Y el aperitivo?
–No, hoy no hemos bajado…
–Pues a lo mejor sí ha sido el bacalao… Y yo he preparado pescado para cenar… Y verdura.
– Ufff… Nada, nada, yo no quiero nada. Una manzanilla, quizás. Estoy fatal…

Se vende casa

SE VENDE CASA

Anamari y Felipe trabajan en una agencia inmobiliaria. Su jornada transcurre recibiendo a los clientes, enseñándoles pisos y apartamentos y, de vez en cuando, consiguiendo alquilarles uno. Hay muchos clientes, pero la competencia también es muy grande.
A Felipe no le gusta mucho este trabajo; a Anamari, sí, dice que así se conoce muy bien a la gente.
–Hoy ha venido una pareja joven. Profesionales sin hijos.
–¿Les has enseñado el piso de San Blas?
–Huy: jóvenes y guapos, con dinero… Quieren algo mejor, 100 metros, como mínimo.
Felipe, por su parte, ha atendido a un estudiante universitario. Buscaba algo para un grupo de cinco o seis amigos, amueblado:
–Estos universitarios son una clientela muy buena. Contrato por un año y sin muchas exigencias.
–Sí, pero cuidan poco la casa.
–¿Poco, dices? Mucho mejor que muchas familias…
Anamari y Felipe casi nunca están de acuerdo.
–Los mejores son los ejecutivos de fuera. Vienen aquí, la empresa les paga, y no se preocupan por los gastos.
–Sí, pero algunos son muy exigentes. ¿Recuerdas el de ayer?
–Sí, ese que tiene dos hijos y todos los chalés le parecen pequeños.
–Es que necesita espacio para los coches, los perros y el billar…
–¿Y les has encontrado algo?…

Estilos de vida

ESTILOS DE VIDA

Un mes de vacaciones no es siempre suficiente. Algunas personas han encontrado el equilibrio perfecto entre trabajo y ocio. A cambio de menos estabilidad y menos dinero, tienen más libertad.

Jordi Sangenís, 29 años, es marino mercante pero en la actualidad trabaja en las Golondrinas de Barcelona, unos populares barcos que realizan paseos por el puerto de esta ciudad.
Para Jordi, el equilibrio perfecto consiste en trabajar mucho durante los meses de primavera y verano, especialmente de mayo a septiembre, y descansar durante el invierno. Cada año, alrededor de Semana Santa, Jordi empieza a trabajar. “En realidad –nos dice Jordi– no trabajo más que otras personas, lo que pasa es que estoy ocupado cuando los demás están de fiesta o de vacaciones y mis amigos tienen la sensación de que siempre estoy trabajando. Además, como salgo menos a cenar y de copas, gasto menos.”
El dinero que ahorra durante los meses de temporada alta, Jordi lo usa para viajar en invierno a destinos exóticos, en la época del año en la que es más fácil encontrar billetes de avión baratos y los alojamientos tienen precios más bajos.
Dos meses en México, seis semanas recorriendo Australia o dos semanas esquiando en Rumanía son ejemplos de los viajes que hace Jordi con su pareja cada año. Además, aprovechan los fines de semana de febrero a marzo para hacer pequeñas escapadas a Túnez, Galicia, Londres, Marrakech o Ámsterdam. “Nuestro proyecto para el año que viene es pasar dos meses en Rusia, en primavera: hacer el Transiberiano y conocer Mongolia.” A Jordi siempre le ha gustado viajar y esta manera de combinar trabajo y vacaciones le permite hacer lo que más le gusta. “La gran suerte que tengo es que mi pareja puede viajar conmigo, trabaja en un estudio de diseño y puede desaparecer durante los dos o tres meses que pasamos fuera”.

Qué raros son

QUÉ RAROS SON

Cuando viajamos siempre descubrimos cosas diferentes, maneras diferentes de ser, de actuar, de comunicarse. Es lo que les pasa al señor Blanco y al señor Wais. Julián Blanco es un ejecutivo español que trabaja para una multinacional. Tiene que trabajar a veces con el señor Wais, un europeo del norte que trabaja para la misma multinacional. Blanco a veces va al país de Wais, y Wais visita de vez en cuando España. A veces Blanco piensa: “Qué raros son estos nórdicos”. Lo mismo piensa Wais: “Qué curiosos son los españoles”.
Cuando Blanco va al país de Wais, la empresa le reserva una habitación a 15 kilómetros del centro de la ciudad, en un lugar precioso. “En este hotel va a estar muy tranquilo”, piensa Wais. “¡Qué lejos del centro!”, piensa Blanco. “Qué aburrido: ni un bar donde tomar algo o picar unas tapas”.
Cuando Wais va a Madrid, siempre tiene una habitación reservada en un hotel muy céntrico, en una calle muy ruidosa, con mucha contaminación. Así, puede salir por ahí por la noche, piensan en la empresa de Blanco.
En las reuniones de trabajo también hay algunos problemas. “Los españoles siempre hablan de negocios en los restaurantes”, dice Wais. “Primero, comen mucho y beben vino. Y luego, al final de la comida, empiezan a hablar de trabajo”. “En el norte no se come”, explica Blanco a su mujer, “una ensalada, o un sándwich, al mediodía, y nada más… Y luego, por la noche, a las nueve está todo cerrado…”
Respecto a la forma de trabajar también hay malentendidos: “¿Para qué nos reunimos? Lo llevan todo escrito, todo decidido… Papeles y papeles”, dice Blanco.
“Los españoles no preparan las reuniones”, piensa Wais. “Hablan mucho y muy deprisa, y todos al mismo tiempo.”
“Son un poco aburridos”, explica Blanco a sus compañeros de oficina. “Muy responsables y muy serios pero… un poco sosos… Solo hablan de trabajo…”
“Son muy afectivos, muy simpáticos pero un poco informales”, piensa Wais.
¿Quién tiene razón? Seguramente los dos. Cada cultura organiza las relaciones sociales y personales de formas distintas, ni peores ni mejores, simplemente distintas.
Aprender un idioma extranjero significa también conocer una nueva forma de relacionarse, de vivir y de sentir.

Ciudadanos plurilingües para el siglo XXI

CIUDADANOS PLURILINGÜES PARA EL SIGLO XXI

Vivimos una época de cambios rapidísimos que generan nuevas necesidades. Eso es especialmente cierto en el campo de la comunicación: todos tenemos cada vez más relación con personas de otras culturas y, por tanto, más necesidad de aprender idiomas. ¿Quién no tiene un amigo extranjero? ¿Quién no entra en contacto, a lo largo de un día cualquiera, con lenguas distintas a la propia: en la prensa, en la televisión, en Internet, pero también en el tren, en el aeropuerto, en unos grandes almacenes…?

Millones de personas emigran buscando mejores condiciones de vida y tienen que aprender la lengua del país al que llegan. Otras muchas viajan en vacaciones a países de culturas diferentes. En el ámbito laboral, son muchos los que tienen que colaborar con profesionales de otros países. En el mundo de los negocios, la habilidad para comunicarse en otros idiomas se ha convertido en algo imprescindible. Una de las consecuencias es que cada vez hay más personas con dos o más culturas en su origen familiar.

Algunos piensan que este mundo globalizado solo beneficia a la lengua inglesa, que ya se ha convertido en la indiscutible lingua franca universal, y que las lenguas minoritarias están condenadas a desaparecer. Otros, en cambio, creen que el español, el árabe y el chino tienen un gran futuro y que el ciudadano del siglo XXI necesita hablar varias lenguas.

Lo cierto es que la diversidad lingüística garantiza la pluralidad cultural y ayuda al buen entendimiento entre pueblos y personas; por eso, la enseñanza, el respeto y la difusión de las lenguas se convierten en asuntos vitales para el futuro de la humanidad.